Cuando se disfruta del
amor duradero, se respira libertad y armonía en la relación. El respeto y la
aceptación le otorgan a los que aman la libertad de ser mientras se entregan
por completo. Ambos disfrutan de ser quienes ellos son, sin el temor de ser
juzgados.
No pretendo idealizar
esta etapa del amor, ni mucho menos presentarla como la perfección hecha
romance, pero sí deseo destacar que, con el transcurso del tiempo, la pareja
que se ama bien aprende a ser cortés, a tolerar, a dar y recibir, a ser leal.
Aprende a sobrellevar y resolver los conflictos, haciendo uso de lo que sabe
del otro. No es la ausencia de conflictos lo que hace la diferencia ¡es cómo
éstos son manejados!
Aprender a sugerir en
lugar de imponer, aprender a conversar en lugar de discutir, aprender a aceptar
y a amar en lugar de juzgar y herir, es la ineludible tarea para los que hemos
decidido amar bien.
El dolor del desamor es
profundo y muchas veces rebelde para aquellas personas que sienten que su vida
necesita de la presencia del otro para ser felices. También para esas personas
que se hunden en la oscuridad y la desesperación en la ausencia del otro. Esa
angustiosa búsqueda porque el otro nos ame es de alguna forma la necesidad de
auto confirmación de nuestra propia valía, de reasegurar en el otro que
merecemos ser amados. Esa reafirmación de estima sólo puedes conseguirla dentro
de ti, no está afuera, ni en ninguna otra persona, está dentro de ti y sólo tú
puedes conseguirla.
Algunas preguntas surgen
inevitablemente al abordar este tema:
* ¿De dónde viene tal
desmedida necesidad de ser amado?
* ¿Por qué tantos años
invertidos en tratar de salvar una relación en la cual el amor siempre estuvo
en duda?
* ¿Para qué poner el amor
del otro por encima del tuyo propio?
* ¿Para qué someterte al
desamor y al sufrimiento por tanto tiempo?
* ¿Para qué suplicar el
amor cuando puedes construirlo y disfrutar de él libremente?
Es ahora tu oportunidad
de iniciar un camino de crecimiento en el cual puedas conseguir tus propias respuestas.
Las respuestas pueden ser tan o aún más dolorosas que el propio proceso de
desamor vivido por años. Pero el resultado es que la persona es capaz de ver
que es imposible forzar el amor, y finalmente es libre de sus propios temores,
está en libertad de poder amar en forma diferente. Es capaz de amar libremente
en un amor que se construye día a día.
Es ahora la oportunidad
para iniciar un camino de crecimiento donde encontrarás tus propias respuestas.
Descubrirás que el verdadero amor no te hace sufrir, el amor maduro ofrece
libertad, seguridad y una amplia gama de posibilidades para crecer juntos...
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